Tanto la música como el lugar tenían su punto de especial. El concierto fué de Moby y actuó en el Palau de la Música, y lo mejor de todo es que estabamos casi a tocarlo, en la quinta fila de la Platea.
Normalmente a un concierto de Moby, he ido a otros dos, podría llegar a haver casi 10.000 personas en un pabellón, pero este fué especial, ya que el Palau de la Música tiene un encanto, y "sólo" caben 2.900 personas, vamos que era un concierto con un aforo más bien pequeño, y estábamos casi en familia.
La música como siempre genial, y como hace Moby, puedes estar escuchando una tranquilísima melodía de ensueño y al rato estar saltando y gritando como un loco.
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